Convertirse en madre es una de esas experiencias que te remueven por dentro y por fuera. El cuerpo cambia, las rutinas se transforman, y hasta la forma en la que te miras al espejo puede ser diferente. Es normal. La autoestima durante el embarazo y el posparto suele subir y bajar como una montaña rusa. Lo importante no es evitarlo, sino aprender a abrazar esta nueva etapa con cariño y paciencia hacia ti misma.

Los cambios emocionales son parte del viaje

Durante el embarazo, muchas mujeres se sienten radiantes, con esa llamada “luz de la maternidad”. Pero no siempre es así. También hay días de cansancio, de dudas o de sentir que el cuerpo ya no responde como antes.
En el posparto, la mezcla de hormonas, la falta de sueño y la presión de adaptarse a la nueva vida con el bebé pueden hacer que la autoestima se resienta. No estás sola si alguna vez te has sentido insegura con tu cuerpo o con tu capacidad de ser madre.

Claves para cuidar tu autoestima

1. Escucha tu cuerpo con respeto

No es el mismo cuerpo de antes, y no tiene por qué serlo. Cada cicatriz, cada curva nueva, es parte de tu historia. Trátate con la misma ternura con la que cuidas a tu bebé.

2. Rodéate de apoyo real

La maternidad no es un camino para recorrer en solitario. Habla con otras madres, comparte lo que sientes, busca espacios donde la maternidad se viva sin filtros. Descubrirás que muchas pasan por lo mismo.

3. Dedica un momento solo para ti

Aunque sea un baño más largo, un paseo tranquila o unos minutos de lectura. Estos pequeños gestos no son egoístas, son gasolina para que sigas adelante con más fuerza.

4. Sé amable con tu reflejo

El espejo no siempre devuelve lo que nos gustaría ver. Pero recuerda: lo que eres no se mide por el tamaño de tu ropa, sino por el amor inmenso que das cada día.

5. Permítete pedir ayuda

No tienes que hacerlo todo. Delegar, pedir apoyo a tu pareja, familia o amigos, no te hace menos madre, te hace más humana.

Una etapa para reconectar contigo

El embarazo y el posparto no solo transforman tu cuerpo, también tu identidad. No eres la misma de antes, y eso no es malo. Esta nueva versión de ti puede ser más fuerte, más sensible y más consciente.

Recuerda: tu autoestima no depende de encajar en un ideal. Depende de reconocer que estás dando lo mejor de ti, incluso en los días más difíciles.